Carolina Manzano es una chica de 16 años que vive en el humilde barrio de La Fortuna en Leganés y que estudia 1º de Bachillerato por la rama de Ciencias. Su padre, José, trabaja en Asistencia en Carretera y su madre, Fátima, es peluquera. Y tiene dos hermanos pequeños, Adrián e Iker, que adoran a su “tata”. Hasta ahí todo normal. Su principal diferencia radica en que desde que tenía seis añitos monta en moto. Ya con diez años se puso a competir, en un mundo de chicos y corriendo con ellos. Y se convirtió en la primera niña que ganaba el Campeonato de Castilla y León de Mini GP 110 (con diez años) y el Circuito de Jerez de Moto 5 (con doce). Su sueño ahora es ganar un Campeonato del Mundo.
Carolina ha recibido al Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Leganés en la Plaza de la Fortuna, junto a su moto Supersport 300 (150 kilos de moto) casco en mano. Da una vuelta a la Plaza para enseñarnos su máquina, aunque advierte de que no está preparada para un entorno cerrado como ése, sino para grandes circuitos donde pueda desplegar toda su potencia y velocidad. Les ha atendido en la Cafetería Verde y Blanco para realizar una entrevista para el periódico municipal, siempre con una sonrisa en la boca, con la alegría contagiosa de quien atesora un sueño y tiene toda la vida por delante para perseguirlo.
Pregunta: ¿Cómo fue empezar en el mundo de las motos?
Respuesta: Yo hacía kárate, pero mi padre me regaló con seis años una mini moto china, la probé en un descampado y enseguida me apuntó a una escuela que te enseñaban a montar. Empezó como un juego, pero desde el primer día le dije: ‘papá, yo quiero venir aquí’. Mi padre hizo un esfuerzo muy grande y me empezó a llevar a competiciones. Yo ni sabía que existían las motos, ni veía las carreras. Pero me encantaba montar en moto y me di cuenta de que era eso a lo que quería dedicar mis horas libres.
P: En 2018, con once años, te ficha el XE Taeda Grupo Racing Team.
R: Gracias a ellos pude competir, porque si no ya sólo montaba en moto por diversión. Por tema económico sabía que no iba a poder dedicarme a esto y llegar a lo más alto. Competir una temporada en Supersport 300 te puede suponer de media unos 50.000 euros. Sin ayuda es imposible, yo tengo una familia humilde. Estoy muy agradecida a Jonathan, a Chema, porque esto es mi vida. No me imagino sin entrenar, sin enfocarla en la moto. Yo lo que hago es estudiar y entrenar.
P: En 2021 empezaste en la categoría Supersport 300, pero en una caída te rompiste seis vértebras y cuatro costillas. Y tu pregunta al médico fue cuándo podías volver a correr…
R: Bueno, fue un momento en el que nadie lo pasó bien. Yo no sabía ni lo que me había roto. Y mi único miedo en ese momento era que mis padres me quitaran de las motos. Yo sólo pensaba en recuperarme y volver a subir a la moto.
P: El último año te ha costado más, pero para 2024 vais a competir con el apoyo de Kawasaki España.
R: ¡Sí! 2023 ha sido el primer año que hemos hecho este Campeonato de España y ha sido muy duro y frustrante. No por ver que quedas el 28 o el 30, sino porque nos han cambiado la electrónica de la moto y no teníamos a la gente adecuada para llevarla y tenerla en condiciones. Kawasaki nos ha ayudado, con ellos las cosas sí funcionan y mi equipo XE Taeda se ha fusionado con ellos para dar pasos adelante.
P: En la mayoría de campeonatos donde compites eres la única chica. ¿Cómo es tu trato con el resto de chicos? ¿Reivindicas la figura de la mujer en este deporte?
R: La verdad es que te ven como un piloto más. Estoy bastante integrada. En la pista no hay ninguna diferencia, a simple vista no se ve si eres chico o chica. Pero mi sueño es ganar el Campeonato del Mundo y demostrar que las mujeres pueden competir perfectamente en un campeonato mixto y no hace falta que corran en campeonatos femeninos. Es un deporte donde no hay diferencias y podemos competir juntos.