Precios más económicos y mayor conciencia ambiental «especialmente entre las nuevas generaciones» disparan la venta de ropa de segunda mano en España, cuyo consumo creció un 22 % en los últimos 12 meses según datos facilitados por Humana Fundación Pueblo para Pueblo.
Según un comunicado de esta organización sin ánimo de lucro, el número de clientes que compraron en alguno de sus 48 establecimientos el año pasado alcanzó los 2,4 millones de personas, que adquirieron 6,2 millones de los artículos reutilizados procedentes de las donaciones depositadas en sus contenedores.
Las prendas donadas son gestionadas en los centros que la entidad posee en Leganés (Madrid) y la Ametlla del Vallés (Barcelona) y vuelven al mercado «como moda sostenible y reutilizada» y además con «un fin social, puesto que los fondos generados con la red de tiendas permiten impulsar proyectos de cooperación al desarrollo en países del Sur y acciones sociales en España», según el director de proyectos y relaciones externas de la Fundación, Rafael Mas.
El sector de la moda de segunda mano «ya se encontraba al alza antes de la pandemia», ha añadido Mas, pero «no solo se recuperó bien de los efectos del confinamiento y las restricciones que se impusieron en todos los ámbitos, sino que esas buenas sensaciones se vieron refrendadas en 2022».
Los factores principales de este crecimiento son «el auge del consumo, un cambio de valores impulsado por la mayor conciencia ambiental y el paulatino redescubrimiento de otras maneras de consumir», además de los «buenos precios de este tipo de productos» que compensan en parte la inflación.
La fundación considera que «por necesidad, tendencia o consumo sostenible» la oferta de segunda mano «es una opción cada vez más valorada socialmente» y una opción «seductora para muchos colectivos, atraídos en gran parte por el valor añadido de las prendas de segunda mano, ya que contribuyen a la sostenibilidad a precios asequibles».
Así, el 70 % de la ropa comprada en estas tiendas reemplaza la adquisición de prendas nuevas y eso «contribuye a la prevención de emisiones de CO2 y de posteriores residuos textiles».
